Es cierto que, en muchos casos, correr riesgos es el primer paso para alcanzar grandes logros, pero en el mundo corporativo es prudente actuar con cautela, después de todo, algunos riesgos pueden comprometer significativamente la sostenibilidad de su negocio.
Si todo proyecto implica algún tipo de obstáculo, es importante que toda empresa que desea ser exitosa busque hacer una correcta gestión de riesgos para proteger su negocio. Para ello, existen algunas metodologías que auxilian en la identificación de los riesgos, para que sea posible trazar acciones efectivas para eludirlas.
Las cuatro metodologías que presentaremos a continuación han sido eficaces en diferentes tipos de organizaciones, por lo que basta conocer sus características e identificar qué método es más adecuado al perfil y necesidades de su empresa. ¡Compruébelas!
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ToggleAnálisis Preliminar de Riesgos
La APR es una técnica bastante conocida, especialmente en el área de salud y seguridad del trabajo, siendo una de las más utilizadas hoy en día, gracias a su alta eficacia. Esta es una herramienta que se propone identificar riesgos potenciales en un ambiente de trabajo, ya sean elementos o factores ambientales que puedan suponer un peligro.
La Análisis Preliminar de Riesgos es una especie de protocolo que sirve para prevenir accidentes de trabajo, en el que se apuntan acciones que puedan minimizar la posibilidad que esos accidentes ocurran.
En el APR constan descripciones de la actividad a ser ejecutada, la cantidad de profesionales involucrados y qué equipos necesitan ser utilizados, además de las acciones que deben ser realizadas rutinariamente durante la ejecución de la actividad.
De forma resumida, en el APR es posible encontrar la siguiente información: cuál es el riesgo, su probable causa, su posible impacto y los controles preventivos necesarios. Esas informaciones son entonces evaluadas por los responsables de la gestión del riesgo, que sólo autorizarán la realización de las actividades cuando concluyen que fue mitigado.
Análisis SWOT
La sigla SWOT viene de las palabras Strenghts, Weaknesses, Opportunities and Threats, por eso hoy en día es posible encontrar la misma metodología con la sigla FOFApues la traducción sería Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas.
Esta técnica ha sido muy utilizada en la planificación estratégica de organizaciones, pero también en la planificación de riesgos, apuntando lo que necesita ser analizado. Detallando de los puntos, tenemos
- Fortalezas: En este aspecto, deben ser listados los principales diferenciales y ventajas competitivas del negocio, o sea, aquello que puede minimizar impactos o impedir los riesgos, reduciendo las probabilidades de problemas y accidentes.
- Debilidades: Este es el momento de listar el opuesto inmediato del ítem anterior, las deficiencias del proyecto, que son aquellos factores que pueden aumentar las posibilidades de que los riesgos se concreten, desde motivos ambientales, de contexto político o económico, a problemas con el equipo o los dispositivos.
- Oportunidades: Aquí es donde se consideran las posibilidades de mitigar los riesgos de acuerdo con la capacidad de la empresa de reducir los impactos para el proyecto, por medio de mejoras en sus procesos, sean internos o externos. Vale recordar que las mejoras son potenciales, lo que quiere decir que tal vez los resultados no sean exactamente como se imagina.
- Amenazas: Los cambios en la legislación tributaria o el crecimiento de la competencia son algunos ejemplos de amenazas de un proyecto, por lo que en este aspecto se debe enumerar lo que puede ser un obstáculo para el éxito del negocio.
La idea de la metodología SWOT es que la empresa trabaje para aumentar las fuerzas para aumentar sus oportunidades y reducir las debilidades para evitar las amenazas a través de datos que sean mensurables, reales y que puedan ser acompañados constantemente.
Eje de Probabilidad
Medir las probabilidades de que un problema se concretice es una de las principales tareas de la gestión de riesgos. Sin embargo, es esencial comprender que no basta con evaluar un riesgo de manera aislada, sino conjugando y comparando a otros, y, si es necesario, elegir cuáles demandan más atención.
También se denomina matriz de riesgos, el eje de probabilidad sirve para que los riesgos potenciales se representen en una tabla con 2 ejes, de forma que uno apunte las probabilidades de que los problemas se concreten y el otro apunte informaciones sobre los impactos que el riesgo puede causa
La escala de estos dos ejes contiene: para el primero, muy poco posible; poco posible; posible; muy posible; extremadamente posible; y para el segundo, sin impacto; poco impactante; impacto moderado; impacto alto; impacto muy alto.
Al combinar esa información, es posible encontrar, por ejemplo, un riesgo extremadamente posible con un impacto muy alto, lo que significa que es necesaria una intervención inmediata. Ya que un riesgo muy poco posible con impacto moderado puede aguardar para que se realicen acciones de prevención.
La metodología permite que se establezca una especie de ranking de prioridades y los gestores pueden definir qué acciones deben ser tomadas y con qué tipo de urgencia para cada ítem.
Estructura Analítica de Riesgos
La EAR sirve para clasificar y definir el nivel de cada riesgo, a partir de un encuadramiento de cada acción y sus riesgos potenciales en algunas definiciones. El primer paso consiste en dividir los problemas potenciales en riesgos externos y riesgos internos. Para ello, es necesario entender el origen y el contexto de cada riesgo.
En el cuadrante de riesgos externos podemos encontrar, por ejemplo, problemas con proveedores, mano de obra, competencia, legislación y regulación del mercado. También entran factores globales, como opinión pública y grupos de interés en el negocio.
En el segundo cuadrante, el de riesgos internos, existen las siguientes subdivisiones:
- Proyectodificultades específicas del proyecto,como recursos, plazos, equipo y comunicación entre las partes interesadas.
- Organizacional: problemas con presupuesto, financiación, procedimientos gerenciales, cadenas de mando y presión de franquiciados y accionistas.
- Técnico: rendimiento del equipo, infraestructura disponible y cambios de tecnología.
- Comercial: problemas con proveedores de materias primas y contratos.
- Legal: problemas con sindicatos, contratos y garantía de productos defectuosos o servicios realizados indebidamente.
Independientemente de la elección de la metodología, es imprescindible que la gestión de riesgos determine acciones (que necesitan planificación y seguimiento). Es fundamental evaluar la disminución de los problemas conforme se realiza la mitigación de los riesgos y monitorear los impactos causados por los problemas concretos.
Además, cabe destacar que un gestor de riesgos no debe trabajar solo, toda empresa necesita involucrarse en la tarea de eliminar problemas potenciales y adoptar comportamientos seguros para ampliar los resultados positivos de un proyecto.
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