En la búsqueda de la mejora empresarial, a menudo pasa desapercibido un factor esencial: los riesgos. Independientemente del tamaño o del sector en el que operen, todas las empresas son susceptibles de enfrentarse a obstáculos constantes, influidos por factores internos y externos, que pueden dificultar su capacidad para alcanzar sus metas y objetivos.
En todo tipo de empresas encontramos riesgos comunes, como los estratégicos, los operativos y los financieros. Sin embargo, es importante entender que estos factores pueden presentarse de diferentes maneras: como oportunidades que hay que aprovechar o como amenazas que hay que afrontar. La probabilidad de ocurrencia y el impacto de estos riesgos pueden variar de una empresa a otra, teniendo en cuenta sus características y particularidades.
Aquí es donde entra en juego la gestión de riesgos, que se centra en identificar tanto las amenazas como las oportunidades. Sin embargo, para hacer frente a estos retos, es esencial disponer de controles internos eficaces que ayuden a combatir las amenazas y a aprovechar las oportunidades identificadas. Por eso, el control interno y la gestión de riesgos deben ir de la mano.
En esta compleja circunstancia, encontrar las estrategias adecuadas para gestionar el riesgo se convierte en la clave del éxito. Pensando en ello, hemos preparado este blog para ti, que deseas profundizar en el tema y mejorar la calidad de tu empresa. ¡Disfruta de tu lectura!
¿Qué importancia tienen el control interno y la gestión de riesgos?
Imagina una organización en la que todos los procesos están alineados y funcionan con eficacia y precisión. Los registros son fiables, las operaciones se realizan de forma ágil y los objetivos predefinidos se alcanzan con éxito. Esta es la realidad que proporciona el control interno y la gestión de riesgos.
Pero antes de nada, es fundamental que entendamos claramente cuál es la función del control interno en una empresa.
Controles internos?
El control interno es un conjunto de procesos y procedimientos que las organizaciones ponen en práctica para garantizar que sus objetivos se alcanzan con eficacia. Aunque muchos lo crean así, el control interno no se limita únicamente al aspecto financiero, sino que abarca todas las áreas de la empresa, desde las finanzas hasta las tecnologías de la información y el marketing.
Estos controles se desarrollan en torno a cualquier actividad que pueda plantear riesgos financieros, como las aprobaciones de gastos de inversión, las contrataciones, la gestión de datos de clientes, los informes financieros trimestrales y las aprobaciones de descuentos de ventas.
Cuando se aplican correctamente, unos controles internos sólidos pueden aportar una serie de beneficios a tu empresa, como:
1 – Garantizar que la organización cumple las leyes y reglamentos externos, evitando problemas legales y sanciones;
2 – Proteger a la empresa contra el desperdicio, el fraude y la ineficacia, minimizando las pérdidas financieras;
3 – Reducir el riesgo organizativo identificando y mitigando las amenazas y vulnerabilidades potenciales.
4 – Proporcionar informes precisos y coherentes en las diferentes áreas de negocio, facilitando la toma de decisiones informadas;
5 – Promover una comunicación clara y coherente en todos los niveles de la organización, garantizando el flujo adecuado de información.
Como puedes ver, al igual que la gestión de riesgos, el control interno juega un papel fundamental en el gobierno corporativo, ya que favorece la organización interna y la transparencia en los procesos empresariales.
Dentro de una empresa, estos procesos trabajan conjuntamente para permitir a la organización tomar decisiones informadas sobre el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir. Además, contribuyen a la aplicación de los mecanismos de control necesarios para alcanzar eficazmente los objetivos de la organización.
¿Cuál es la relación entre los controles internos y la gestión de riesgos?
La relación entre el control interno y la gestión de riesgos es fundamental para garantizar que las metas y objetivos de la organización se alcancen dentro de unos niveles de riesgo aceptables. Sin embargo, para comprender mejor esta relación, es importante que entiendas el paso anterior.
Sigamos el raciocinio: la gestión de riesgos pretende identificar todos los factores que pueden interferir con los objetivos de la organización. Esto significa que la definición de los objetivos es el punto de partida esencial para determinar qué riesgos deben controlarse.
Si los objetivos están mal definidos, es poco probable que la organización pueda aportar valor a sus evaluadores. Por tanto, es fundamental identificar y evaluar los riesgos pertinentes en relación con los objetivos establecidos. La fijación de objetivos es, pues, una condición previa para una gestión eficaz de los riesgos.
Una vez definidos los riesgos, hay que aplicar los controles adecuados para gestionarlos y garantizar que se mantienen en niveles aceptables. Así pues, la gestión de riesgos se convierte en una condición previa para la implantación de controles internos. En este caso, recomendamos la adquisición de programas informáticos capaces de ayudarte en todo el proceso de gestión de riesgos, como Belt.
Estos pasos demuestran la interdependencia entre objetivos, gestión de riesgos y controles internos. Cada paso es fundamental para el siguiente, creando una base sólida para el gobierno corporativo y el éxito de la organización.
Así, estableciendo objetivos claros, identificando y evaluando los riesgos pertinentes y aplicando controles internos adecuados, las organizaciones pueden gestionar eficazmente sus riesgos, alcanzar sus objetivos y tomar decisiones más asertivas. La relación entre el control interno y la gestión de riesgos se convierte en un elemento esencial para proteger el valor de la organización y garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
Beneficios de la relación entre la gestión de riesgos y los controles internos
Además de establecer una base sólida para la toma de decisiones y la mitigación de riesgos, la gestión de riesgos y los controles internos ofrecen una serie de ventajas:
- Acceso a información relevante: Al aplicar una gestión de riesgos eficaz, los responsables de la toma de decisiones tienen acceso a información valiosa sobre los riesgos a los que se enfrenta la organización;
- Alineación con los objetivos: Al reducir el riesgo, la gestión del riesgo también contribuye a aumentar la probabilidad de alcanzar los objetivos de la empresa;
- Mejora del desempeño: La correcta aplicación de los procesos de gestión de riesgos y los controles internos se traduce en una mejora de los procesos de toma de decisiones. Y en la mitigación de las repercusiones negativas derivadas de los riesgos;
- Valor añadido: Al abordar los riesgos adecuadamente, la gestión de riesgos añade valor a la organización, garantizando un enfoque más asertivo en la toma de decisiones y mejorando los procesos empresariales en su conjunto.
- Alineación con la gobernanza empresarial: la gestión de riesgos y los controles internos están directamente relacionados con todos los ámbitos de la gobernanza empresarial, al igual que la protección de datos.
¿Cómo puede ayudarte la tecnología a mejorar el rendimiento de tu empresa?
La combinación de tecnología, gestión de riesgos y controles internos puede aportar grandes beneficios a tu empresa, gracias a BeltComprueba algunos de ellos:
- Gestión de todos los riesgos de su empresa de forma integrada
- Mapeo, clasificación y tratamiento de riesgos
- Gestión de riesgos con software alineado con las certificaciones ISO 31.000, COSO y PMI
- Información estandarizada y centralizada en un único lugar
- Gestión de datos para la toma de decisiones
- Desarrollo de planes de acción y estrategias de mitigación
Ahora, Belt también cuenta con la integración de ChatGPT en sus soluciones. En otras palabras, será posible identificar con mayor precisión los riesgos involucrados en cada actividad, permitiendo la creación de planes de mitigación más asertivos y la adopción de controles más eficaces que se ajusten a las características específicas de cada riesgo.
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