El mundo ha pasado por grandes transformaciones. Incluso antes de la propagación de la pandemia en todo el planeta, algunos ejecutivos de alto nivel ya estaban organizando sus empresas para revertir la obsolescencia en un panorama mundial que parece acelerarse en el camino a la extinción. Hicieron un esfuerzo por evitar que sus empresas fueran demasiado lentas, altamente jerárquicas y burocráticas.
Estos ejecutivos han detectado tendencias en la forma de hacer negocios: mayor conectividad, innovación constante y cada vez más rápida, automatización a gran escala, reducción de los costos de transacción debido a la transformación digital, y los cambios en el comportamiento social traídos por la generación millennial.
Es un hecho que la pandemia de covid-19 aceleró algunos cambios. Pero todavía tenemos el reto de que incluso más de la mayoría de las empresas exitosas de hoy todavía operan con viejas reglas de gestión de corte mecanicista, basadas en el control burocrático de la uniformidad, que surgieron durante la primera revolución industrial hace 250 años.
Irónicamente, la pandemia se ha convertido en una inusual oportunidad de cambio. La esperada «nueva normalidad» coincide con el momento que las empresas esperaban para salir de la parálisis e implementar los cambios necesarios para convertirse en una empresa del futuro.
¿Es lo que está buscando tu empresa? Sigue leyendo este artículo y comprende cómo transformar tu negocio.
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Toggle1. Para ser una empresa del futuro, el cambio comienza desde adentro
Las empresas del futuro tienen tres aspectos en común: una identidad consolidada, una cultura fuerte y un plan de valor estratégico. Hablaremos de cada uno de ellos más tarde.
Todo ser humano necesita pertenecer. Por lo tanto, cuando se trata de identidad, la empresa necesita crear un fuerte sentido de pertenencia o afiliación, tanto para su audiencia interna como para sus clientes. La forma más sencilla de hacer esto es tener un propósito claro y atractivo.
El propósito no es más que la respuesta a la pregunta ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es la motivación para que exista esta empresa? Este es un factor diferencial indispensable para las empresas del futuro.
Personifica a la organización, ayuda a atraer y retener talento, ayuda a los accionistas a tomar decisiones estratégicas, inspira compromiso, e incluso puede abrir mercados que no se habían explorado previamente.
Otro punto importante es el valor del plan, es decir, un documento que traduce los objetivos y metas de la organización en elementos tangibles y característicos detallados como definición de puestos, mapas estratégicos, hojas de ruta, lanzamiento de nuevas líneas de productos y realce de su valor diferencial.
Con este documento, la gerencia puede identificar claramente dónde se crea el valor, sus fortalezas y qué puede impulsar su éxito. Es muy común que las empresas tengan estrategias para generar valor, pero son raras aquellas que son capaces de identificar cómo y dónde se genera este valor.
El salto significativo implica usar el plan de valor para enfocar los esfuerzos donde realmente importa y darle a cada empleado una visión de cómo impactan en el todo. Pensar en la reasignación inteligente de recursos, de forma ágil y continua, puede ser un motor en el mercado de la “nueva normalidad”.
El tercer y último punto de atención interna para convertirse en una empresa del futuro es la cultura organizacional. En las empresas que se destacan en el mercado, la cultura impulsa el desempeño de toda la salud organizacional. La cultura lo abarca todo: desde la selección de los empleados y su integración, hasta la forma en que se toman las decisiones.
Cuando la cultura de la organización se establece y se fortalece, los talentos que son compatibles con el perfil empresarial son atraídos y, lo mejor de todo, retenidos, impulsando el plan de valor e impulsando el desempeño de la empresa.
Estos son algunos indicadores de una cultura fuerte: los líderes actúan como espera la empresa, las prácticas de trabajo son diferentes a los enfoques comunes e innovadores de situaciones importantes y cotidianas. ¿Reconoces estos aspectos en tu empresa?
2. Las empresas del futuro son ágiles
Mucho se ha hablado de las metodologías ágiles y no es por casualidad. La pandemia ha llevado a la necesidad de adaptarse rápidamente al nuevo entorno, pero incluso antes de que el coronavirus pusiera el mundo al revés, ya era común hablar de las ventajas de contar con procesos flexibles y simplificados aplicados a la toma de decisiones y al funcionamiento de la empresa.
Una encuesta realizada recientemente por McKinsey , encontró que las organizaciones que toman decisiones rápidamente tienen el doble de probabilidades de tomar decisiones de alta calidad que aquellas que son lentas para tomar decisiones. El estudio también demostró que las organizaciones que toman decisiones asertivas y rápidas a diario tienen mayor probabilidad de presentar un mejor resultado que las organizaciones que son muy burocráticas y lentas.
El estudio también muestra que las organizaciones que toman decisiones asertivas y rápidas en el día a día tienen más probabilidades de obtener mejores resultados que las organizaciones demasiado burocráticas y lentas.
Sin embargo, para hacer que las empresas sean más rápidas es necesario cambiar las estructuras. La alta burocracia, el difícil acceso a la información y la falta de claridad estratégica son factores que limitan la velocidad de las empresas y necesitan reformularse.
Otro punto que vale la pena señalar es que, dada la necesidad de implementar tecnologías que permitan a las personas trabajar de forma remota, los líderes están aprovechando la oportunidad para acelerar la adopción de tecnología y la innovación en sus organizaciones.
3. Las empresas del futuro son horizontales
Las empresas que quieran prepararse para el futuro necesitan cambiar la cultura jerárquica. ¡Ojo! No estamos hablando aquí de erradicar la jerarquía, sino de hacerla menos importante en la rutina de la empresa y, sobre todo, de no limitar la evolución ágil del negocio. En organizaciones más modernas, la estructura es más nivelada y la gestión del desempeño se vuelve más fuerte.
Los gerentes deben ser entrenadores y facilitadores del cambio, estimuladores del rendimiento y no microgestores (que mantienen el control incluso de los detalles más pequeños).
La autogestión de los empleados es una tendencia creciente, anclada en la tecnología que distribuye las prioridades y ayuda a los gerentes a tener una visión de conjunto.
Las personas tendrán más libertad con respecto a las horas de trabajo, dónde eligen trabajar y se les animará a actuar en cooperación. El trabajo en equipo se valora cada vez más por encima de la competencia. Incluso porque, se invertirá mucho en equipos pequeños y multidisciplinares (escuadrones), capaces de autogestionarse, tomar decisiones, resolver problemas y proponer innovaciones probando, aprendiendo, corrigiendo y volviendo a intentar.
Un equipo autoorganizado debe también ser autosuficiente. Por ello, es necesario formar a los empleados, mantener el foco en la comunicación y colaboración entre equipos, además de involucrar a las personas y mantenerlas siempre creativas y motivadas para dar lo mejor de sí mismas.
4. Empresas del futuro valoran el capital humano
Teniendo en cuenta el tema anterior, se observa que las personas comienzan a verse como el principal recurso de la empresa. Por tanto, atraer y retener talento es fundamental para el éxito de una empresa del futuro. Tener una cultura fuerte, brindar un entorno diverso y atractivo para los talentos, así como una experiencia inclusiva, marca la diferencia a la hora de atraer a los mejores.
Otro punto es que la empresa del futuro está atenta a la satisfacción de los empleados y sus habilidades especiales, siendo ágil en la reasignación interna del talento para mantener al empleado motivado y el desempeño de la empresa en altos niveles.
Según el informe Getting to Equal 2019, las empresas que tienen diversidad e inclusión en su equipo son 11 veces más innovadoras y sus empleados son 6 veces más creativos que sus competidores.
Además, es importante que los gerentes tengan en cuenta que cada más profesiones pueden ser automatizadas. Sin embargo, el reemplazo de los mensajes más burocráticos por la tecnología abre también espacio para posiciones más estratégicas en las empresas, como un analista de datos o curadores de contenido. En los estudios de futurología del trabajo, no se habla de menos puestos de trabajo, sino de distintas posibilidades de actuación.
5. Las empresas del futuro operan en un ecosistema
Si antes el lema era ganar cada vez más influencia y control del mercado, pronto las empresas del futuro se establecerán a través de redes en las que los socios comparten información, recursos y habilidades. Así, las comunidades empresariales pueden generar valor y protegerse mutuamente.
Adoptar una visión sistémica es fundamental, además de generar espacio para la fluidez en lugar de planes estáticos. Los socios no son competidores, son extensiones de la propia empresa.
¿Quieres ver un ejemplo? En 2014, Tesla sorprendió al mercado al publicar sus patentes y alentar a otras empresas a utilizar su propiedad intelectual. Este es un ejemplo perfecto del desempeño del ecosistema.
El fabricante de automóviles estadounidense previó que no podía expandir su mercado sin la ayuda de socios que también podrían colaborar en la construcción de estaciones de recarga y ofrecer servicios de apoyo a los vehículos eléctricos. Al colaborar con socios, Tesla abrió espacio para su propio crecimiento. Así, todos ganan.
6. Las empresas del futuro valoran los datos y aceleran el aprendizaje
Las organizaciones que se preparan para el futuro ya han entendido que los datos están en el corazón del negocio. No solo se utilizan para generar informes o crear previsiones corporativas. Son una parte clave del negocio.
Para que se convierta en una realidad es necesario invertir en gobernanza de datos, usar sistemas a la nube, brindando escalabilidad para el desarrollo de nuevos productos, servicios e incluso negocios en un tiempo récord. Todo esto requiere habilidades modernas de DevOps, así como otras capacidades que son nuevas para la mayoría de los líderes.
De ahí la importancia de acelerar e invertir en procesos continuos de aprendizaje empresarial. Las empresas de alto rendimiento fomentan el aprendizaje continuo como un valor interno y ayudan a las personas a adaptarse y reinventarse para satisfacer las necesidades cambiantes del mercado.
Fomentar los entornos de aprendizaje y las pruebas promueve la mejora de los empleados, que podrán aportar innovaciones al negocio. Lo más importante es señalar a toda la empresa que el aprendizaje, la experimentación y la innovación son parte de la cultura organizacional y deben estar presentes en el día a día. La innovación y el aprendizaje constante no son responsabilidad única de un equipo de proyecto o de un grupo especializado.
Por curiosidad, la consultora Accenture realizó un estudio que analizó 10 mil balances de empresas de 18 sectores. Los resultados mostraron que entre 2011 y 2018, los sectores de energía y minoristas tuvieron la mayor disrupción. Curiosamente, los sectores con las tasas de disrupción más bajas fueron los más vulnerables a las transformaciones.
Conclusión
Sin lugar a duda, la pandemia de COVID-19 trajo un gran desorden a todos, a nivel personal, profesional y organizacional. Pero si las organizaciones logran adoptar una mentalidad de que en cada crisis hay una oportunidad, pueden entender este momento como una oportunidad para salir de la parálisis creando sistemas y modos de organización más flexibles, integrados y quizás incluso más humanos.
Actuando de forma más descentralizada y ágil, valorando los recursos humanos y adoptando la tecnología como aliada para el procesamiento de datos y la transformación digital de procesos, las organizaciones estarán mejor preparadas para afrontar lo que se denomina la “nueva normalidad”.
¿Y entonces? ¿Tu organización se está preparando para ser una empresa del futuro? Cuenta con Actio como tu aliado tecnológico en esta transformación. ¿Hacemos networking?